sábado, 5 de abril de 2008

PAVO:


El pavo, llamado gallina de las Indias por los conquistadores españoles, proviene de México de la época de los aztecas, donde se le llamaba guajalote. Llegó a Europa procedente de este país en el primer tercio del siglo XVI a través de los jesuitas. De ahí que al pavo se le empezara a llamar, al principio, "jesuita". En aquella época se convirtió en símbolo de la exquisitez de la gastronomía que se reservaba a la monarquía y la alta sociedad, y un tiempo después, en protagonista de las comidas y cenas navideñas.
Los franceses muy aficionados a su carne lo llamaron dinde (de Indias). Los ingleses, lo llamaron ''turkey'', porque lo descubrieron el Turquía, y lo convirtieron en el plato clásico de la Navidad.

Productos derivados del pavo:
Del pavo se obtienen diversos derivados cárnicos, denominados fiambres, muy aceptados entre la población en general. · Jamón de pavo: Elaborado con el muslo. Puede ser ahumado. · Pechuga: Se utiliza para ello el corte delantero. · Blanquet: Realizado con la pechuga. · Roule: Elaborado con el muslo.

Valor nutritivo:
La creciente incorporación de la carne de pavo a la dieta en los últimos años tiene sus razones. Se trata de un alimento magro, fácil de digerir y bajo contenido en grasa y colesterol.
El aporte calórico es moderado, menos de 130 Kcal/100 g de media, aspecto importante para quienes buscan una comida ligera y sabrosa. La carne de pavo tiene un bajo contenido de grasa y con la ventaja de que no se trata de una grasa entreverada; la mayor parte se encuentra debajo de la piel y se puede retirar fácilmente. El muslo es la parte más grasa del pavo. La carne de pavo es muy proteica (del 20 a 25 por ciento de proteínas según la porción) y se puede equiparar tanto en cantidad como en calidad con la del resto de carnes. Además, su bajo contenido en colágeno facilita la digestibilidad. Como en todas las carnes, el contenido de hierro de la carne de pavo se absorbe bien, y es abundante en potasio y magnesio. Con respecto al contenido en vitaminas, destaca la vitamina B3 o niacina.
En resumen, la carne de pavo es una aliada de gran valor para el mantenimiento de la forma física y de la salud en todas las edades y para toda la familia.

Ventajas de su consumo:
El pavo se tercia como una de las carnes de elección si sigue una dieta baja en grasas saturadas y colesterol. Dado que resulta un alimento fácil de digerir se recomienda incluirla en la dieta infantil y en la de las personas que tengan el estómago delicado.


En la cocina:
El pavo que se consume habitualmente procede de granja. El pavo salvaje es más pequeño que el de corral y de carne más delicada y, por supuesto, más sabroso. Un buen pavo debe ser joven, estar gordo, tener el cuello grueso y la tráquea muy flexible. Cuando el animal es viejo, sus patas se vuelven rojizas y escamosas.
Aunque su carne es de una calidad exquisita, a la hora de asar el pavo se necesita un buen control del fuego con el objetivo de que se haga por dentro sin tostarse demasiado por fuera. El esfuerzo y la paciencia merecen la pena para obtener un manjar verdaderamente sabroso y popular como el pavo relleno, una de tantas posibilidades gastronómicas que ofrece este ave.
La mejor manera de cocinar el pavo:
La edad del ave afecta a la terneza de la carne, al igual que la forma de cocinarlo para sacar el máximo sabor y aprovechar las partes más tiernas y blandas de la carne. La carne de las aves jóvenes es mucho más tierna que la de las aves de más edad y se adapta a cualquier tipo de cocción. Son particularmente buenas para asar al horno, a la parrilla, a la barbacoa o para freír. Las aves de más edad se prestan mejor a la cocción en guisos o para asar al horno. Son las preferidas para usar en sopas, ensaladas y sándwiches.
El pavo suele prepararse horneado y relleno con diferentes ingredientes: pasas y otras frutas secas, guindas, frutas silvestres, piña, ciruelas o manzanas, pan molido o remojado en leche, huevos cocidos, aceitunas o vegetales diversos.

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